
La construcción de un tambor entre las etnias bantúes es responsabilidad de los ancianos "Los Sabios de las Cosas", estos van a la selva y luego de elegir el árbol adecuado, se regresan a la aldea y se decide bajo criterios específicos de ellos, quien será el talador, la persona seleccionada tiene que tener más de veinticinco años y haber pasado "los ritos de paso", a la mañana siguiente antes que se levanten las mujeres parten en dirección a la selva. El más anciano invoca a los ancestros bajo una serie de oraciones y rituales, pide que el futuro instrumento traduzcan las voces de sus antepasados e invoca también a los espíritus de la selva para que no se disgusten por las perturbaciones ocasionadas, luego de terminado el proceso, el talador esconde el pedazo de tronco en algún lugar de la aldea para evitar que los brujos puedan robar su espíritu y quitar la bendición ancestral.

Acompañando este ritmo está la danza ejecutada por mujeres que son animadas a través de los mensajes de sonido producido por el instrumento. Durante la ceremonia los adornos también tienen un lenguaje propio plumas de aves pieles de animales, las escarificaciones en el cuerpo, primeramente demuestran haber cumplido con el rito de paso, y como identificación de la etnia a que pertenece e inclusive los colores tienen mensajes que son decodificados. El rojo es el símbolo de la vida, el vinculo con la sangre, entre otras cosas, mientras que el blanco simboliza la pureza, los muertos, los fantasmas que se comunican con los vivos.
Los tambores son también utilizados en los ritos de exorcismo, mediante un toque especifico el curandero puede hacer que los espíritus se presenten y comuniquen sus necesidades, este se comunicará a través de la voz de un anciano que participa en la ceremonia.
Durante las incursiones de los negreros, en el Siglo XV, los tambores sonaban en la noche anunciando la llegada de sus captores, esto fue popular en lel reinos de Ndondo, estos sonidos pedían a mujeres y niños que se escondieran en el interior de la selva, mientras los tamboreros estaban posicionados en las montañas.
Para cerrar esta parte me gustaría agregar unas palabras del percusionista Tony Évora cuando dice:
"En el negro africano, predomina su extraordinaria memoria...bajo la piel de chivo del tambor se esconden las tragedias humanas, así como también muchos secretos sobre los orígenes de la música cubana,... "