Práctica y Origen del vudú cubano1


primera parte
¿ De dónde nos llega el Vudú?
Esta pregunta llega siempre que nos sentamos hablar sobre esta creencia ancestral y partimos del primer juramento de sangre realizado en la ceremonia de Bois Caimán. El vudú es un sincretismos de creencias que llega desde Dahomey, Sudan y el Congo, la expresión más cercana de los pueblos o tribus que e rinde culto a la serpiente como tótem.
 A la llegada de los negros esclavos, el sistema colonial despliega determinadas estructuras de represión en su culto para poder esterilizar las expresiones de estas culturas. Así el llamado Código Negro, obliga al bautismo y la práctica de la creencia católica sobre todos los africanos llegados al continente declarando ilegal la práctica de otros culto, pero a pesar de estos mecanismos, los esclavos a través de falsas apariencias y excluyendo las formas visibles continúan haciendo ceremonias donde el oficiante interpreta una divinidad simbolizada en la serpiente. Así el vudú llega alcanzar un grado de normalización que logró cristalizar una revolución en la Española, que trajo como resultado la liberación social  del blanco, eliminar su cultura dominante y todo los prejuicios raciales; pero yendo más allá se cortan todo vinculo con el continente africano. Esto trajo como resultado, según Roger Bastide (1967) la proliferación varias sectas a causa de una descentralización de la religión, creándose entonces la expresión "hay tanta formas de vudú como regiones existentes". Con la llegada a principios del XIX del dictador Duvalier, conocido por Papá Doc logra establecer cierta imposición religiosa y manipular a los houngan  adicionando Loas como Ti Jean Quinto (una deidad que se reconoce como policía) Luego con la caída de su sucesor Baby Doc Duvalie la prensa internacional, los protestantes y católicos oportunistas comenzaron la desacreditación de los houngan y a los los creyentes genuinos del vudú.

 En Cuba con la necesidad braseros para el corte de caña a principios del siglo XIX, llegan aproximadamente 500 000 haitianos al oriente del país. El intercambio entre las creencias religiosas cubanas o afrocubanas comienzan a interactuar con el vudú, a través de campesinos con la misma condición social que confinan al haitiano negro; pobres, discriminados y excluidos, hacen de este un hombre capaz de cualquier cosa, elemento que utilizará el negro haitiano a su favor  para crearse una fama de brujo sin escrúpulos, apoyado por la praxis religiosa. La razón más clara alcanzar un puesto, un reconocimiento social. 
El vudú tiene un poder de adaptación mayor, que los dioses del panteón cubano en cualquiera de sus cultos, esto propicia una mejor adaptación a su nuevo entorno y a fundirse en una nueva forma de práctica cubana que José Millet  llama, "ogunismo"¹ influencia proveniente de la familia de los Loas afines al monte, otro de los aspectos que ayuda su sincretismo es la botánica tradicional. En conclusión trae un resultado de respeto hacia el haitiano, como brujo y como un hombre que no tiene ningún tabú para realizar cualquier acto de cualquier índole a través de sus poderes sobrenaturales, de ahí el dicho popular "quien lo trabajen con vudú está muerto", Así se ha estereotipado el haitiano en Cuba, brujo sin escrúpulo, capaz de matar a cualquiera que se proponga con su magia vudú; de antemano se sabe entonces, que esto quedará impune ante la ley, pues no es posible probar el vinculo entre el hechicero  y la víctima, ya que estos actos se practican siempre a distancia, en secreto y a espalda del futuro occiso.

 

lucerocongo continuará.